Hay muchos placeres en la vida, ¿por qué nos puede apasionar leer un libro?

Entrevista a Ofelia Antuña Rivera

Por Ana Karen Bahena Álvarez

Citando y recurriendo a diversos autores, Ofelia Antuña hace gala de su pasión por la literatura. Investigadora constante, preocupada por el quehacer literario hoy en día se desempeña como Directora de biblioteca en el Tec de Monterrey Campus Xochitepec. Bajo este marco tiene lugar una rueda de prensa, enfocada principalmente en ahondar en la relación que tienen la literatura y los jóvenes dentro de una sociedad que cada día se aleja más del conocimiento que ofrecen los libros.

“Es una lectura que se fundamenta, obviamente, en una decisión independiente de cada uno. Se establece una relación con el libro, que es amistosa o amorosa y si de repente ya no nos convence, bye.” Asociación metafórica entre la lectura por placer y una relación sentimental que Ofelia nos ofrece.

“La investigadora francesa Michelle Petit dice que muchas veces nos acercamos a la lectura porque hemos visto a una persona amada rodeada de libros, entonces queremos acercarnos a los libros para tener el secreto que esa persona tiene.”

“Me parece muy bonito porque dentro del estudio que realizo, lo que quiero es también descubrir cuál es esa red, por qué nosotros leemos algo, por qué nos puede apasionar. Es una lectura por placer porque nos llena el espíritu, nos hace sentir bien. Y más allá de que la lectura sea una opción placentera, también es una cuestión política y eso es muy importante. Sí no leemos nuestra forma de pensar o nuestra opinión sobre diferentes temas se vuelve muy corta. Es algo bien importante y que tiene que ver con nuestra vida y decisiones en muchos temas. Es importante formarnos como seres políticos.” Así lo comenta cuando se le cuestiona por el significado de la lectura por placer, después de una breve charla con este tema como protagonista.

¿Qué le hace falta a México para ser un país lector?

Libertad para elegir, para empezar tenemos un sistema educativo que te obliga, que te dice tienes que leer, debes leer, esas campañas de lectura que dicen es que todos deben leer, o sea que cada quien lea lo que quiera y punto. Para empezar la obligación, y si hablamos de cuestiones básicas, nosotros estamos en un grupo de privilegiados. La mayoría del país no tiene acceso a una biblioteca, ni siquiera tiene acceso a los servicios básicos y en una casa cómo van a tener libros. Esta es una opción interesante y los que sean lectores no me dejarán mentir, el hecho de que en la casa veamos libros nos provoca empezar a leer. De niños los hojeamos y les ponemos lentes a los monitos o los rayamos, pero simplemente esa relación con el libro como que nos empieza a enamorar. Ahora como aspecto político está muy cerrada la cuestión de los libros de texto, muy controlada, las lecturas que se manejan ahí son fragmentarias, vemos fragmentitos y es lo que se da a los chavitos. Más que una cuestión educativa es una cuestión económica y política.

En México nos enfrentamos a un problema persistente desde hace mucho tiempo en materia de educación, originado como lo menciona Ofelia en problemas sociales, económicos y políticos. Las disparidades sociales han dado origen a una amplia brecha de conocimiento, sin embargo aún en las esferas supuestamente más elevadas de la sociedad la lectura es delegada a un plano no tan importante. Cuestión que refleja lo carente de nuestra sociedad.

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